Todos podemos ser líderes a pesar de nuestros miedos, inseguridades, defectos, etc. Mucho del liderazgo tiene que ver con hacerse cargo de nuestras responsabilidades, nuestro pasión por lo que nos gusta, por buscar a aquellos con más talento que nosotros y y que nos acompañen a realizar nuestra visión.
Una de las cosas que se confunde mucho es que el liderazgo no solo se aplica para la rama empresarial puede aplicarse a la política, religión y derechos humanos por mencionar algunos.
Nuestra inseguridad o falta de experiencia nos puede desmoralizar a la hora de hacernos cargo pero tenemos que entender que esto requiere tiempo y paciencia. Debemos aprender a gestionar el fracaso a saber que los fallos que suceden es otra manera de aprender y corregir. A partir de estas experiencias que adquirimos seremos más seguros en nuestro papel. La clave es no poner la confianza donde sabemos que vamos a fallar. En lo que sí podemos invertir es en confianza de en seguir aprendiendo nuevas cosas y escuchar opiniones.
“Yo soy el capitán de mi alma”, dice el poema Invictus de William Ernest Henley. Debes aprender a mandar en tu vida y tomar responsabilidad.
Desarrolla tu potencial y conócete a ti mismo. Enfoca tu energía y pasa a la acción. Conéctate con tus ganas. Ilusiones y aspiraciones. Medita sobre cuáles son las cosas que activan tus ganas de salir adelante y no lo pierdas de vista.
Emociónate con lo que haces, eso te permitirá crear. Cuando estamos motivados la emoción manejará tus impulsos y tus ganas de vivir, nos hará creativos y nos llevará a colaborar con otros.
Ten paciencia y lucha por lo que quieres, no te dejes vencer por lo que no puedes manejar. Sigue adelante. Todo llegará.